Galicia y Cataluña, sin juego limpio, conocen su suerte el jueves

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Uno de los criterios de desempate que se usa en el fútbol en los últimos años es el del juego limpio. Jugar con arreglo a las normas, argumentando solo la destreza en el juego, sin utilizar la protesta o la violencia en la disputa, es un criterio deportivo que puede adquirir un valor añadido cuando se trata de dilucidar situaciones de desempate. En todo caso, es más justo que el albur de una bola o una moneda al aire.

A Galicia no le sirven 180 minutos sin tarjetas

Lo de la improvisación en la RFEF es algo habitual. Son unos incompetentes. Lo son de verdad. Los reconocemos a través de sus actos. Lo mismo que sus argumentos no creíbles en torno al juego limpio. Sería un contrasentido para una entidad en la que dos de sus cuatro últimos presidentes han tenido, o tienen, causas con la justicia, o cuyo modelo de democracia es tan indirecto que la transformó desde su creación en una red clientelar.

Viene esto a cuento del último episodio, nada mediático, como es la resolución del desempate entre Cataluña y Galicia para determinar el octavo clasificado para el sorteo de la fase intermedia de la fase española de la Copa de las Regiones UEFA, de la que Galicia detenta el título.

El problema no es que se inventen una solución. No. La solución estaba prevista en la página diez de las bases de la competición. Se manifiesta, en una última línea de párrafo, que el sorteo es el mecanismo resolutorio para disolver un empate como el que se ha dado entre Galicia y Cataluña.

El problema viene de antes, del diseño de las bases de la competición. A pesar de miles de parches en miles de competiciones que mencionan y aluden al respeto y al juego limpio, la RFEF se ha pasado el mensaje por el forro.

¿Quién ha sido el incompetente que ha diseñado las bases demostrando no tener empatía con los criterios que se han usado en otras ocasiones, incluso en competiciones internacionales? ¿Quiénes son los incompetentes que han aprobado las bases que les presentó el primer incompetente, o comisión de incompetentes?

Tal vez porque la RFEF no es limpia, no se le ocurre volver a pensar en el juego limpio como mecanismo de resolución de empates.

Las otras soluciones

Otros criterios de desempate son los que ha habido en diversas épocas, incluido el impropio sorteo, que debería ser la ultimísima solución. La primera y más justa, teniendo en cuenta que la Tercera Federación tiene cuatro jornadas menos que la antigua Tercera División, sería la celebración en campo neutral de un partido entre Cataluña y Galicia.

Otras, dentro del contexto puramente deportivo, lejos del azar, han sido el número de saques de esquina lanzados, o la menor media de edad entre los componentes de las selecciones emparejadas por la igualdad. Incluso, otra que no se ha dado con carácter intergrupal, sería la de la clasificación paralela a base de los resultados de los penaltis que se lanzan al final de cada partido, que curiosamente tienen como único fin resolver los empates en el mismo grupo.

La resolución será este jueves

Como nadie atendió a la posibilidad de aplicar cualquiera de estas fórmulas puramente deportivas, ya por pereza, por desconocimiento de la historia o, creo yo, por incompetencia, la resolución será el próximo jueves (14/12/2023) a las 9:45 horas en sede federativa.

La RFEF sigue despreciando la historia y repite periódicamente errores que se cometieron en otras épocas. En este caso, haber obviado el valor del juego limpio, ha hurtado a la irmandiña el pase a la siguiente ronda. Cero tarjetas en dos partidos, frente a las tres de Cataluña en su último, dictarían el pase de la blanca y celeste frente a la cuatribarrat. Sería triste que la doble campeona no pudiese defender su corona en el campo por culpa de una maldita bola.