El RC Celta de Vigo ha decidido no renovar su convenio con el Gran Peña, una medida que podría relegar al club de Lavadores, actualmente segundo clasificado en la Tercera División y en lucha por el ascenso, a competir en la preferente sur la próxima temporada.
Esta sorpresiva decisión llega en un momento crítico para el Gran Peña, que a pesar de estar en la cúspide de la Tercera División con opciones de ascender a la Segunda Federación, enfrenta ahora un futuro incierto. La ruptura del acuerdo ha coincidido con una racha negativa para el equipo, que acumula siete jornadas sin conocer la victoria desde que se anunció la noticia.
Waldo Otero, presidente del Gran Peña, en declaraciones a La Voz de Galicia ha expresado su desolación ante la situación. «La economía del club hace inviable nuestra permanencia en Tercera División sin el apoyo del Celta. Todo se complica aún más si consideramos los costes que supondría un hipotético ascenso a Segunda Federación», comentó Otero.
El Gran Peña, que había sido una pieza clave en la estrategia de desarrollo de talentos del Celta, ve ahora cómo su modelo de negocio y su estructura deportiva se desmoronan. La pérdida de recursos financieros y humanos es un golpe duro, no solo para el equipo sino también para la cantera, que podría ver reducidas sus actividades significativamente.
La comunidad futbolística ha reaccionado con consternación ante esta decisión. Muchos se preguntan sobre la lógica detrás de la terminación de un convenio con un club filial que no solo ha demostrado su valía deportiva, sino que también ha contribuido al crecimiento del fútbol base en la zona.
El propio Otero señala que, aunque el Celta ha cumplido con los términos del contrato vigente, la falta de comunicación sobre los planes futuros solo aumenta la incertidumbre. «Estamos a la espera de ver qué tipo de apoyo podríamos recibir, pero hasta ahora, no hay nada concreto», añadió.
El futuro del Gran Peña se encuentra ahora en la cuerda floja, con la posibilidad de tener que ajustar sus aspiraciones y enfrentar la realidad de un deporte donde los recursos económicos son tan cruciales como el talento en el campo.
La decisión del RC Celta plantea interrogantes importantes sobre la gestión de sus filiales y la inversión en el fútbol base, una piedra angular para el futuro de los celestes. A medida que el 30 de junio se acerca, fecha límite para definir el futuro del club, todos los ojos estarán puestos en cómo el Celta y el Gran Peña manejarán los desafíos que vienen por delante en un escenario cada vez más complicado.