OPINIÓN | CAOS FEDERATIVO

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“Ignorar el mal es convertirse en cómplice de él”

(Martin Lugher King, 1929-1968)

La Real Federación Española de Fútbol, tal y como indica en su Información Institucional, es una entidad asociativa de naturaleza privada pero con una finalidad de utilidad pública. Como tal, está regida por la Ley del Deporte, en concreto la Ley 10/1990, además de por el Real Decreto 1835/1991 y por sus propios Estatutos y su Reglamento General, amén de normas de orden interno que dictan el ejercicio de sus propias competencias.

Como entidad que ostenta la máxima representatividad del fútbol español, asume los compromisos de establecer la carga curricular y la estructura formativa de los entrenadores de fútbol, tanto en su formato tradicional, como en ese nuevo programa de élite en el que los jugadores profesionales con un rango de carrera establecido, tendrán derecho a una formación intensiva que les facilite la licencia en un tiempo más reducido. Por lo que vemos, es la responsable de otorgar la licencia de entrenador para ejercer la profesión en territorio nacional y además facilitar los protocolos para que quienes tengan la licencia Pro, puedan desarrollar sus funciones en el extranjero. Junto a la formación a través de la Escuela de Entrenadores, asume la responsabilidad de la colegiación de profesionales del fútbol, a través del Colegio Nacional de Entrenadores.

Su estructura es muy amplia y el ramal de vínculos y compromisos la convierten en una entidad compleja y con una tendencia clara y manifiesta hacia un dominio burocrático.

Además, es la máxima responsable dentro del estamento arbitral, proporcionando la formación y la dinamización de este sector futbolístico para que pueda ejercer y desarrollarse de la mejor de las maneras dentro del ámbito futbolístico formativo, amateur y profesional, a través de la entidad denominada CNA, Colegio Nacional de Árbitros.

Otra función determinante es la organización de las competiciones formativas y amateurs en toda su extensión, sin olvidarnos de las competiciones semiprofesionales, Ligas 1,2,3 RFEF, así como la organización de las competiciones del fútbol femenino, formativo, amateur y profesional.

Junto a la Liga Nacional de Fútbol Profesional, LNFP, se preocupa de la legitimidad de la competición profesional masculina.

Como vemos, es una institución con un altísimo grado de responsabilidad y compromiso con el fútbol español en sentido estricto.

Su estructura se distribuye en un ramal de naturaleza autonómica, estableciendo federaciones territoriales en cada una de las comunidades autónomas, y desde estas, se amplia el árbol futbolístico hacia las delegaciones específicas, de corte provincial o local, en función de la representatividad de las ciudades en cada comunidad autónoma.

Esto le ha permitido organizarse de forma que cada área futbolística del país tenga cerca una oficina federativa a través de la cual pueda articularse cualquier tema futbolístico, genérico o específico, desde el lucrativo negocio de las mutualidades de seguros, hasta la gestión e implementación de competiciones de clubs y de selecciones locales y autonómicas que permitirán disponer de una red de scouting excelente que desembocará en las selecciones nacionales inferiores, tanto masculinas como femeninas.

Una característica de la RFEF es la tendencia a la perpetuación en el cargo y a la gran cuota de poder que absorben sus máximos representantes. Un dato relevante, desde los años 70s hasta el día de hoy, solo he conocido a tres presidentes de la RFEF, los señores Porta, Villar y finalmente el polémico y actualmente apartado de sus funciones, Luis Rubiales.

Dentro de las territoriales, al menos la que a mí me afecta, la Federación Gallega, solo tres dirigentes han ejercido la máxima representatividad autonómica en las últimas décadas, Julio Meana, José García Liñares y Rafael Louzán.

Toda esta explicación previa viene al caso por el tremendo escándalo desatado en la RFEF tras la nefasta actuación de Rubiales y su comportamiento indecoroso tras la consecución del mundial femenino de fútbol y sus consecuencias posteriores.

La representatividad de la RFEF implica estar a la altura de un cargo de tanta responsabilidad y prestigio y que conlleva ser la imagen principal del fútbol español. Un fútbol español que ha sido campeón del mundo en 2010, que ha sido campeón de Europa en reiteradas ocasiones y que ahora, gracias a las futbolistas españolas, es campeón del mundo nuevamente.

Un presidente de la RFEF no puede opacar con su figura, su falta de control emocional y su conducta inapropiada, el mayor logro del fútbol español en su historia. No hay logro superior que ser campeón del mundo y la RFEF lo ha sido dos veces, a nivel masculino y femenino absoluto, amén de haberlo sido en categorías inferiores.

La RFEF tiene en estos momentos un problema muy importante. El liderazgo de su máximo exponente ha sido puesto en cuestión. Siempre ha sido un sillón muy polémico por las formas y maneras institucionalizadas e incluso enquistadas en la costumbre, que se han venido desarrollando históricamente. Creo que este descalabro de la cúpula principal de la RFEF, sufrido por la escandalosa conducta de su máximo exponente, y secundada por sus dos máximos representantes futbolísticos, el seleccionador nacional absoluto masculino y femenino, (a pesar de la recogida de cable interesada y falta de lealtad y lógica con sus actos precedentes), requiere de una revisión profunda de toda su estructura y de su funcionamiento futuro.

España, a través de la RFEF ha alcanzado cotas de organización futbolística extraordinarias. Tiene una red de control de jóvenes promesas como ninguna otra federación en el mundo, que ha sido objeto de estudio y de copia por otros países. Disponer de delegaciones locales que vuelcan su talento a las Territoriales para conformar selecciones autonómicas y una competición anual muy prestigiosa, facilita el acceso de los mejores jugadores jóvenes a las selecciones nacionales inferiores, y a partir de ahí, conformar un plan estratégico nacional que ha dado los frutos esperados, hasta convertir a la RFEF en la más laureada de Europa con un palmarés abrumador.

En el campo de formación de entrenadores, a pesar de que ahora el nivel ha bajado ostensiblemente y además se ha creado un caldo de cultivo de competencias formativas que satura sobremanera el mercado, la RFEF ha instruido hasta hace pocas fechas, a gran parte de los entrenadores españoles a un nivel elevado, al punto de garantizar su capacitación y el ejercicio de sus competencias en prácticamente cualquier liga del mundo.

Todo esto implica que ante la situación actual pudiese revisarse el camino a través del cual se quiere transitar en el futuro, dado que la carencia de un liderazgo sostenible y respetable, hace de todo el árbol del fútbol español, un ser enfermo y vulnerable.

Luis Rubiales habla ante la Asamblea General Extraordinaria de la RFEF. EP

Quizás, lo ocurrido tras este último mundial femenino pueda ser el punto de partida para organizar la estructura global de una manera más dinámica y acorde a los tiempos, en donde empiece a desaparecer el clientelismo y esa política perniciosa tan nuestra como es “el conmigo o contra mí”.

Se necesita un liderazgo con fecha de caducidad. Seguramente un mandato de cuatro años prorrogable otros cuatro sería lo ideal, a partir del octavo año en el cargo no debería poder presentarse a la próxima legislatura y abrir su camino a nuevas experiencias, si es elegido, con ese impasse de cuatro años de descanso de por medio.

La revisión de la formación de entrenadores, limitando las licencias con protocolos de acceso previos, no como antaño que eran oposiciones, ni como ahora, de libre acceso, sino con pruebas intermedias que permitan licitar licencias limitadas en períodos de tres o cuatro años, para acercarse a las pautas europeas y no crear este exceso de oferta en donde no se diferencia el grano de la paja, podría ser una solución al problema de excesos de titulaciones, sin entrar en las entidades privadas, que son otra casuística diferente.

Normalizar el fútbol a través de la equidad, LA EQUIDAD, ese vocablo imprescindible para que el fútbol deje de ser femenino y masculino y pase a convertirse en fútbol a secas. Fomentar la dinamización del fútbol femenino y facilitar, como agente interesado, que las competiciones femeninas accedan a recursos económicos que permitan que las jugadoras profesionales reduzcan la franja que las separa de sus homónimos masculinos.

Hay mucho y bueno dentro y detrás de la RFEF, hay personas muy capacitadas detrás de los cargos que ostentan muchas personas en las territoriales y la nacional. En la parte que me toca, la territorial gallega, se vislumbran nombres con capacidad para dinamizar sus áreas, como Iván Cancela, director de la escuela gallega de entrenadores. Para los susceptibles, que sepan que no soy precisamente yo un entrenador que tenga un gran vínculo participativo en el entorno de la territorial de mi comunidad autónoma, por lo que no piensen que estoy promocionando a un amigo; estoy abriendo una pequeña ventana al reconocimiento de un profesional que hace bien su trabajo, independientemente de mí vínculo personal, que no es muy amplio. Seguramente todos podrán poner un nombre sobre la mesa de alguien destacable en sus territoriales

En todas las territoriales hay personas capaces de abrir la RFEF a nuevas tendencias dirigenciales, y fuera de ellas también. Por lo que esta circunstancia puntual que ha alterado a todo el fútbol español, debería aprovecharse para dotar a la institución principal, de herramientas que le permitan evitar estos bochornos nuevamente y que la capacitación pase a ser más relevante que la influencia.

Por: Álex Couto Lago

Entrenador Licencia UEFA PRO