Carlos Vicente, trabajador ejemplar, y el fútbol de caverna

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Desde hace unas semanas se viene especulando con el futuro de Carlos Vicente. Ayer mismo (16/11/2023) se afirmaba en Marca, y MC se hacía eco de la noticia, que el futbolista zaragozano tenía todo atado con el Valencia para los próximos tres años. Poco después, desde su agencia de representación se negaba todo. En el fondo, también en la superficie, es lo de menos y se haya firmado lo que sea, dentro de lo legal, bien hecho está. El fútbol contiene una serie de mitos rancios, algunos con olor a caverna, que es necesario extirpar.

Uno, que solo puede representarse a sí mismo, no puede valorar todas estas circunstancias más allá de lo que cree que es el sentido común. Lo que le sucede a Carlos Vicente es lo que le puede suceder a un buen trabajador en otros ámbitos. Lo que presuntamente ha podido suceder no es otra cosa que una vía normal de comunicación entre empresas y personas; algo que se supone haría cualquier empresa para contratar trabajadores productivos, incluso altamente productivos.

Los mitos del fútbol en una sociedad diferente

El fútbol ha cambiado mucho en los últimos años. Se han transformado las condiciones estructurales, a los clubs se les exigen cosas que antes no y los clubs exigen cosas que antes no podían. Las cotas de independencia de los clubs sobre las federaciones era impensable antes de los años noventa en el fútbol profesional. Al mismo tiempo, Bosman cambió el uso y el abuso que los clubs ejercían sobre sus trabajadores.

Obviamente, hay aspectos que aún deben ser transformados en el fútbol que van incluso contra el derecho. Hay dos que no tienen ningún sentido, que deberían ser obligados a cambiar bajo pena de sanción para quien lo impida o los fomente. El ejercicio del derecho a la libertad de expresión y el derecho a la protección de datos.

Libertad de expresión

Un club no puede tener nunca la capacidad de ordenar las manifestaciones de sus trabajadores. Cualquier trabajador tiene el derecho a expresarse por encima de cualquier cláusula que firme en contra de un derecho fundamental porque nadie, ni firmándolo, puede renunciar al derecho fundamental de la libertad de expresión. Ninguna persona tiene que pedir permiso a un tercero para poder hablar con alguien. Un club podrá programar ruedas de prensa de sus trabajadores, pero en ningún caso prohibirles pactar las entrevistas que consideren con quien quieran.

Protección de datos

Si todos sabemos que nuestra vida, sobre todo aspectos delicados como nuestro historial médico, nuestras enfermedades, están sometidos a una estricta protección, ¿cómo podemos tolerar que los clubs publiquen partes médicos sobre la salud de sus trabajadores? Un futbolista es, por encima de todo, un ciudadano como cualquier otro, a quien su empresa debe respetar en sus derechos. Nunca va a ser un trozo de carne, un instrumento mecánico. Es un ser humano cuyos datos sobre salud deben estar protegidos.

Otros mitos rancios del fútbol que hay que derribar

Lo mismo que es necesario cuestionar y ordenar en un contexto civil los presuntos delitos permanentes que cometen los clubs sobre sus trabajadores, también es necesario erradicar códigos que no se dan en la mayor parte de los contextos sociales y laborales. No es saludable aceptar premisas como “todo lo que pasa en el campo, queda en el campo”, o “lo que pasa en un vestuario es sagrado”.

¿Se imaginan que eso mismo se trasladara a un taller de coches, a un laboratorio farmacéutico, o dentro de un equipo de comerciales? Todo el mundo tiene el derecho de ser protegido, de sentirse protegido bajo los formulismos y la efectividad de las leyes y ningún gremio tiene capacidad para establecer modelos de conducta que contravengan y/o mermen los derechos de cada trabajador, de cada ciudadano. Estamos en un estado de derecho, sin que haya cápsulas gremiales que lo puedan saltar.

El futbol como empresa: el propietario del dinero

El Racing fue, hasta la llegada del grupo Élite a la entidad, una SAD cuyo propietario principal nunca fue la familia Silveira, sino el Ayuntamiento de Ferrol. De alguna manera, era un club de la ciudad, un club más cerca de la condición popular que de la privada. Los Silveira camparon a sus anchas siendo los principales propietarios minoritarios por la dejadez municipal.

Rivera y sus compañeros capitalistas se encargaron de cambiar las cosas. Las sucesivas ampliaciones de capital han aumentado su poder en el club disminuyendo el ya ridículo del de los alrededor mil quinientos, tal vez dos mil, que habían comprado acciones en el años 2001, cuando el club se convirtió en SAD. Ellos controlan lícitamente el dinero y toman la decisión sobre las inversiones.

Es una obviedad que recalco para que nadie se sienta participe de los beneficios sobre la posible venta de cualquier activo del club, como pasaba en el club antes del año 2001. Hemos visto lo que pasó con la UD Logroñés hace dos años. Aquellos inversores que llevaron al club a Segunda División, se quedaron con la prima del descenso, sin reinvertirla en el club y su decisión es intachable en ese sentido.

Yo invierto, te ofrezco un espectáculo de Segunda División durante un año, las cosas no salen bien y me retiro a mis cuarteles de invierno recuperando parte de lo que me he gastado en ello poniendo a la SAD en un segundo plano. En dos años pasaron de Segunda División a Segunda Federación.

Por decirlo de otra manera más clara. El dinero de una posible venta de Carlos Vicente es de los que participan del grupo Élite y no del Racing, que es otro activo (o hasta hace poco pasivo) de dicho grupo.

Talleres López, Talleres González, el chapista Carlos Vicente y Bosman

Otro de los mitos que contradice la realidad es esa ley no escrita de que cuando un club quiere a un jugador que pertenece a otro debe ponerse en contacto con este último antes que con el propio jugador. Para tenerlo más claro. Imaginemos que Carlos Vicente se va al Valencia. ¿A alguien le parece lógico que el Valencia se ponga primero en contacto con el Racing y después con el jugador? Hay gente que parece olvidar que existió Bosman.

Traslademos esto a unos supuestos Talleres López, que quiere contratar al chapista Carlos Vicente, que trabaja en otros supuestos Talleres González. ¿Alguien piensa que Talleres González se va a poner en contacto con Talleres López para contratar al chapista Carlos Vicente? Pues en el fútbol, lo mismo que en el resto de realidades laborales.

El vinculo de un jugador con un club no va más allá del que se establece en su contrato y siempre dentro de la ley. Es más, si firmase cláusulas que fuesen contrarias al derecho, dichas cláusulas no tendrían valor.

El futbolista es dueño de su vida, de sus decisiones y tiene derecho a mejorar en lo laboral, en lo económico, o en lo que considere, sin estar sometido al deber de consultarlo con su empresa. El futbolista tiene el derecho, también el deber, de velar por su futuro de forma individual, o apoyado en sus representantes, cuándo y con quién considere. Los tiempos para decidir su futuro, como los de cualquier trabajador, como los de cualquier ciudadano, son del futbolista.

Teniendo claro el ejemplo de los talleres y los derechos del trabajador, y siendo yo el Valencia, ¿cómo no me voy a dirigir primero a Carlos Vicente antes que al Racing? Si mi apuesta se dirige hacia un trabajador, antes de iniciar el procedimiento de su contratación debo conocer algo tan fundamental como enseñarle al trabajador quién soy y preguntarle luego si estaría dispuesto a trabajar conmigo.

Jean-Marc Bosman, sin haber ganado una bota de oro, es uno de los futbolistas más importantes de la historia.

Que se vaya en diciembre con el máximo reconocimiento

A partir de aquí entraré en un anacronismo como es el sentirme partícipe, como cualquier socio, del ingreso de medio millón de euros, o algo más, en las arcas del club, según se especula, por la marcha de Carlos Vicente.

Carlos Vicente inicia el regate. Foto: muchacalidad.com

Lo que está haciendo el Racing esta temporada tiene muchísimo mérito. Con poquísimo está haciendo demasiado. 26 puntos en las primeras quince jornadas es brutal. La plantilla es corta. Desde el comienzo, el club lamentó no poder haber fichado otro central. Manzanara está actuando como tal por las bajas de Jon García y David Castro y porque rotar a tres no es lo mismo que rotar a cuatro.

¿Qué pasa si Señé se apaga? Álex López no va a responder a 90 minutos hasta que recupere la luz. También se hablaba de un hombre de banda y Vadillo no parece cumplir las expectativas, pese al gol al Cartagena. Solo aportó éso, pero a lo mejor tampoco sobra.

La plantilla es corta para 42 jornadas y el equipo necesita más oxígeno para no colapsar en determinado momento. Hoy, el Racing es un buen escaparate para algún jugador invernal de calidad y LaLiga podría aumentar el tope salarial del club.

Si Carlos Vicente pudiese marchar en el mercado de invierno estaríamos hablando de un trabajador ejemplar y muy beneficioso. En su primer año como racinguista fue uno de los hombres decisivos en el ascenso a Segunda División, en su debut en la categoría está siendo otro de los importantes para convertir al equipo en revelación de una Liga que puede estar entre las doce mejores del mundo y, si se marcha dejando en las arcas del club una cantidad muy superior a la que costó, la operación habrá resultado ser muy ventajosa.

Yo, bajo el lamento de no poder seguir disfrutando de su fútbol, lo despediría con el máximo reconocimiento que los estatutos de la SAD pueden conceder a un trabajador.