Siempre lo digo. Al fútbol ganan, normalmente, los mejores. Y a igualdad de condiciones, o en parámetros próximos a ella; el que más corre, más acierta en los disparos, domina la táctica o simplemente tiene la fortuna de cara.
No me siento identificado con el “échale huevos”. Si algo (todavía) respeto de Simeone – quien para mí fue héroe, villano y ahora simplemente fábrica de hastío – es aquel famoso “el esfuerzo no se negocia”.
¿Nos gusta el fútbol o el atletismo? Somos muy de Spartan Race y CrossFit en estos tiempos. El fútbol se ha vuelto mucho menos vistoso y más físico, ¿no? ¿Valerón jugaría hoy en día? ¿Bergkamp? ¿Zidane? ¡Pero si no defienden! Del Piero, Baggio, Kiko Narváez. Manu Miranda, Pablo Rey, Joselu.
Dicho sea de paso, aquí siempre fuimos más del Cacique Medina que de Fabiano. Que nos gusta una carrera demagógica, unos aplausos al público, una cara de velocidad. Bruxismo, y Rihanna cantando “work, work, work”.
En Julio aseveró Cristóbal que necesitaba, indiscutiblemente, veinticinco jugadores. Y rápido. Y lo explicó: no tenemos filial. En agosto ya tal. En septiembre cual. Marxismo, pero de Groucho.
Señoría: Tengo estos principios, pero también éstos otros. Muy acorde a los tiempos que vivimos. Donde dije digo, y si me preguntas me enfado y fango y bulo y caca y culo.
No sé que culpa tiene la estadística, que ha caído sobre ella un sambenito infernal. Ni Voldemort en Harry Potter. Periodistas aludiendo en voz baja a ella, miradas inquisidoras. ¡Mira que os he dicho que no!
Bueno, pero en la temporada 2023/2024 resulta que Iker Losada, Héber Pena, Nicolás Serrano, Carlos Vicente y Oscar Pinchi repartieron 21 asistencias y marcaron 23 goles en liga.
Tres de ellos ascendieron de categoría.
Mientras que Bebé, Vallejo, Nacho, Dorrío y Chiki 11 goles y 9 asistencias. Menos de la mitad.
Tres de ellos descendieron de categoría.
La media de edad de los primeros era de 25 años. Ahora es de casi 31. Cuesta pensar que es una cuestión de alcanzar potencial. Pero bueno, como les decía, aquí somos muy de Groucho.
Y hablando de luchas, guerras y huevos. Es sumamente injusto achacar a estos jugadores falta de implicación, cama a Parralo e historias varias. Dorrio se pasa el partido corriendo como una bestia. ¿Qué mas puedes pedirle? Seamos serios.
Dijo “el Sheriff” que habíamos cambiado jugadores sin experiencia en Segunda por otros contrastados, ¿no? Y resulta que entre todos hay uno que un año fue titular en Segunda, y además con descenso. Viva Marx.
Claro que moverse para que te cedan a Panichelli debe estar solo al alcance de transatlánticos como el Mirandés. Seguro que Jacobo en el Córdoba gana un millón al año. No podíamos aspirar a más.
No me malinterpreten; esto no va de echar por tierra el trabajo de ningún jugador. Va de ser serios y dejarse de exigir a las personas algo que nunca han dado ni darán. De ser una máquina de frustraciones. Manejemos las expectativas amigos.
Este año hemos llegado a jugar con cuatro o cinco titulares que la temporada anterior eran, no ya suplentes, si no absolutos reservas. Y si alguien quiere autoconvencerse de que eso es estrategia y planificación bien. Pero no cuela.
La profesionalización al final van a ser los padres, y claro que sí, ahora ya es rezar o como Homer, meterse debajo de la cama y esperar que al salir todo haya ido bien.
Y una cosa, dejad a la gente en paz. Esto es ocio, la gente aplaude o no según le venga en gana y lo frías que tenga las manos. Puedes juntar el Ali Sami Yen, Celtic Park y la Bombonera que si enfrentas al tridente del Racing del minuto 72 de ayer contra el de hace 12 meses, perderás 99 de 100 veces. Y punto.
Como decía, al fútbol se gana marcando. Y se marca tras un control orientado, un pase entre líneas, un buen disparo, un cabezazo y una contra organizada. No con dieciséis pases portero, central, lateral. Gestos al público o contras del nueve a cincuenta metros añorando el día que se resbaló un defensa.
Ni huevos, ni gallinas. Furbol.