Errores y desajustes: Un Celta sin respuesta regala la victoria al Leganés

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Los ‘celestes’ se desmoronaron en Butarque ante un Leganés que, sin ser demasiado ofensivo, supo castigar cada desconcentración del Celta de Vigo. El equipo de Jonathan Giráldez, que mostró buenas intenciones en varios tramos del partido, vio cómo su defensa y errores individuales lo dejaban en evidencia y facilitaban el contundente 3-0 a favor de los locales.

El Celta apretó de salida

Desde el inicio, el Celta buscó tomar la iniciativa en el ataque. Con la velocidad de Jonathan Bamba, el talento de Iago Aspas, y los tiros lejanos de Ilaix Moriba, el conjunto gallego mostró destellos de su potencial ofensivo. Las llegadas por banda de Óscar Mingueza también ofrecieron opciones para los delanteros, pero la precisión en el último toque se hizo desear. La oportunidad más clara de esta primera parte vino tras un fallo en la salida del portero pepinero, Marko Dmitrovic. Sin embargo, Bamba, escorado en el área, no logró aprovechar la ventaja y el Celta terminó la primera mitad sin recompensa en el marcador.

Debacle celeste en la segunda mitad

Tras el descanso, el Celta regresó con energía renovada y generó peligro a través de tiros lejanos de Hugo Sotelo y Bamba, ambos pasando cerca del poste y sacando suspiros de la grada visitante. Pero cuando el Celta parecía encaminarse hacia un partido más controlado, la defensa comenzó a flaquear.

El desmoronamiento comenzó con una pérdida en el centro del campo de Marcos Alonso. La presión del Leganés se activó, y en apenas segundos, Miguel de la Fuente, Dani Raba, y Diego García combinaron para abrir el marcador, aprovechando el error visitante y desatando la euforia en Butarque.

El golpe anímico pareció noquear al Celta, y el desconcierto defensivo se agudizó cuando Javier Manquillo entregó otro balón peligroso. Miguel de la Fuente, sin dudarlo, se plantó en el área y asistió a Darko Brasanac, que aumentó la ventaja pepinera con un remate raso y preciso. La defensa gallega, ya desorganizada, reflejaba la impotencia de un equipo que veía cómo el partido se le escapaba sin opciones de reacción.

Finalmente, el tercero llegó tras un saque de esquina que Sergio González cabeceó con libertad en el área, aprovechando un desajuste más en la zaga celeste. Las caras de los jugadores del Celta decían más que las palabras: el dolor de una derrota inesperada y autoinfligida ante un rival que solo había marcado tres goles en lo que iba de temporada hasta entonces.

En una jornada en la que el Celta buscaba enderezar su rumbo, los errores propios terminaron por hacerle la zancadilla, dejando una dura lección para el equipo y su técnico, que deberán trabajar en reducir estos “regalos” si quieren escalar posiciones y evitar que los errores sean quienes decidan su futuro en la liga.