El partido se decidió en la primera mitad, en la que los vigueses reaccionaron demasiado tarde a los tres goles recibidos
El RC Celta acaba de caer 3-1 ante una gran versión del LOSC Lille, lo que pone fin a su buena racha de pretemporada. El partido estuvo repleto de errores defensivos, que aprovecharon los franceses para decantar el resultado en el primer tiempo. Solo Tasos Douvikas a pase de Bamba pudo recortar distancias.
Pésimo arranque del Celta
Los errores del pasado hicieron acto de presencia en un primer tiempo para el olvido en clave celeste. El cuadro dirigido por Claudio Giráldez no encontró fluidez en su ataque, de forma que el peso del partido recayó en el combinado francés. Un conjunto local que supo leer las debilidades defensivas de los vigueses para allanar su camino hacia el triunfo.
Llegado el minuto 20, y tras desaprovechar un par de oportunidades, el Lille marcaría dos goles de forma consecutiva. El primero llegó a balón parado en un centro lateral a media altura que, tras un pequeño desvío de un atacante, terminó en los pies de Haraldsson para abrir el marcador. Por contra, el segundo vino precedido por una pérdida de los celestes en campo propio, sumado a un mal despeje de Starfelt, que regaló así el tanto a Gudmundsson.
Todavía quedaba el tercero, que llegaría pasada la media hora de juego. Nuevo error, en este caso de Unai en el despeje, que le dejaba a Bayo una alfombra roja de cara a portería para superar a Ivan Villar con un disparo raso. Una verdadera lástima, ya que el Celta había dado un paso adelante, reencontrándose con su fútbol ofensivo.
El emperador del gol no se pone nervioso
Ante este resultado tan adverso, los de Giráldez respondieron con un gran gol de Tasos Douvikas. Apareció Bamba en el costado izquierdo con una conducción hacia dentro para terminar filtrando un maravilloso pase interior a Tasos Douvikas. El griego, que no se puso nada nervioso, realizó un control orientado, regateó al guardameta local y marcó un nuevo tanto en su cuenta particular de esta pretemporada.
Ya en el segundo tiempo, el escenario de partido regresó a su forma inicial. Si bien el Lille mantuvo el control, no se produjo de la misma forma y las ocasiones llegaron a cuentagotas. De hecho, lo más destacado fue el debut de Borja Iglesias, que en la única que tuvo, no consiguió hacerse con el esférico para plantarse en un mano a mano que habría recortado distancias.
En definitiva, un encuentro de sensaciones encontradas. Por un lado, los jugadores siguen cogiendo minutos de calidad, ante un rival de Champions League. Sin embargo, la cruda realidad es que los errores defensivos siguen pasando factura a un equipo, en el que, de momento, solo Douvikas está acertado de cara a portería.