Dicen algunos que en Ferrol perder ya no es lo normal. Y no pasaría nada aun siendo así, porque en Ferrol estamos acostumbrados a luchar por encima de lo normal.
La historia de Ferrol es la de un pueblo peleón, resistente, resiliente y acostumbrado a apretar los dientes y seguir.
Nos han llamado de todo, nos han acusado y nos acusan. Hemos asistido a cómo, desde dentro, nos asfixian. Hemos perdido una y mil veces a manos de quienes debían cuidarnos.
Nos han prometido de todo, nos han engañado todos. Y algunos aún siguen eligiendo volver. Otros sueñan con hacerlo. Algunos no se irían jamás.
Solo quien se ha emocionado pisando adoquines me entiende. Estaciones abandonadas, trenes que nos esquivan. Movimientos para robarnos hasta la Semana Santa.
Y seguimos en pie. Lloramos juntos en Vigo, y lo hicimos en Jaén, mascando cubitos de hielo. Nos abrazamos a Jardí y soñamos, sabiendo que no correspondía, con ir con Rivera hasta el cielo.
Hay en la ciudad un EQUIPO de mujeres que, cada semana, nos conducen a gritar “¡Esto es Ferrol!” con orgullo y pasión. Y es que eso es Ferrol. Ellas lo han entendido todo.
Es perder por treinta puntos y salir orgulloso de nuestras jugadoras. Es verlas sufrir juntas. Es sentirte parte de ellas.
Lo peor de esta temporada en el Racing es la sensación de que muchos no han entendido nada.
Y no podemos culparles. Ferrol no es para cualquiera. Esta ciudad surgió en torno a fortificaciones militares y a darle cera al invasor inglés. A ingenieros y almirantes. A obreros y currantes con las manos cicatrizadas.
Si alguien quería facilidades, placidez y comodidad, se equivocó de lugar.
No es esta una oda al masoquismo, aunque pueda parecerlo. Hablo del orgullo de plantar cara a oponentes con muchos más recursos.
Nadie os pide ganar cada semana. Ni siquiera estar cerca de hacerlo. Lo que Ferrol exige es pundonor, valentía, orgullo. Lo que Ferrol no tolera es rendirse antes de intentarlo.
Porque cuando lucís el escudo con la Cruz de Santiago, representáis a muchos que mantuvieron a flote un pueblo contra viento y marea. Contra todo y contra todos. Siempre con la cabeza alta y mirando de frente.
Ganar mola, pero ganar contra todo pronóstico es apoteósico. Cambiaría mil veces sesenta y cuatro Champions en la tele por vivir un ascenso a Segunda B con gol de Marcos Álvarez.
Cierto es que vivimos tiempos en los que la gomina se ha impuesto al bigote. Pero todavía quedan reductos donde, al más puro estilo Astérix y Obélix, lo que importa de verdad es la actitud, no el resultado.
Esto es Ferrol, y el que tenga miedo que se quede en casa.