Los humanos tendemos a copiar las tonterías que vemos en las películas americanas. El otro día en el ambulatorio vi a un chaval, de veintipocos y acento foráneo, exigiendo a la celadora hablar con “el jefe” porque tenía que esperar unos días para una consulta.
¿Cuándo un cura ha autorizado un beso a la novia o un taxi ha respondido a su nombre a voz en grito?
Ahora bien. Lo cortés no quita lo valiente. Papá podía autorizarte, chantajeado ante su presencia, a dormir en casa de Manolito o Pepita, pero había que pasar el filtro de mamá. En todos lados manda alguien.
El problema que tenemos los aficionados del Racing de Ferrol es que no sabemos a quien debemos pedirle la paga semanal. Estamos, con perdón, más perdidos que Expósito el día del padre.
Otros vendrán que bueno te harán. En Ferrol se machacaba inmisericordemente a Don Isidro Silveira Cameselle. Mas allá de las envidias típicas hacia alguien a quien le ha ido bien en la vida, a Don Isidro no se le perdonaba una coma.
Hay una diferencia: Y es que cuando te humillaban, sabías a qué ventanilla dirigirte. Podías girarte hacia el palco y allí estaba papá, más jodido que tu si cabe, haciendo aspavientos y aguantando el tirón.
Recuerdo saludar al Presi por la calle, y que me devolviese el saludo como si fuera mi tío. A Don Gerardo Molina pagar una ronda en Guijuelo.
Tras la desgracia se dio un aire de continuidad con Don Pepe Criado. Pero la situación no era sostenible en el tiempo. Lo institucional y lo decorativo están separados por una delgadísima línea que se difumina con la humedad, y en Ferrol llueve de carallo.
El problema. Bueno, uno de los problemas, es que se ha despojado al Racing de Ferrol. Repito, Racing. Ferrol. En dos líneas distintas. No queda en el Racing un solo racinguista. Y eso se nota, claro que se nota.
Pero es verdad, esto ya era así cuando ascendimos y en la mejor primera vuelta de la historia. No seamos ventajistas. Pero es que cuando todo va bien nadie va a darle el coñazo a mamá. Lo hacemos cuando tenemos miedo.
Creo que los tiempos del paraguas y el parapeto se han agotado. Queremos hablar con quien sea que manda aquí. El futbol es un negocio, argumento aceptado. Pero de los 6.000 del domingo, hay medio centenar trabajando, cuatro haciendo negocio y el resto estamos ahí por un sentimiento.
Entonces, por favor, explicadnos algo, que no somos tan mala gente.
Que todos entendemos que empresarios de prestigio no quieran ponerse en primera línea por la implicación mediática que un fracaso pueda ligar a su figura.
Argumento invalidado en el momento que Escotet sí da un paso adelante y se expone.
Todos respetamos mucho a Don Manuel Ansede, pero si alguien cree que en los años que lleva ha logrado, o intentado, un mínimo de relevancia pública, reconocimiento social o incluso la más mínima empatía humana, se auto engaña.

Y del mismo modo las conferencias semestrales de Don Carlos Mouriz, tras la renovación/funeral de verano y la ratificación del entrenador por parte del portavoz de la Junta Directiva antes de darle paso, han perdido absolutamente cualquier atisbo de autoridad.
Queremos saber quien manda aquí, y si cuando nos meten seis solo nos duele a nosotros.
Tenemos miedo, estamos llorando en vuestra puerta. Somos aquel niño que ha perdido a mamá en los pasillos del súper.