La afición celeste ha pasado de la euforia previa para el inicio liguero, a la decepción tras la derrota ante Osasuna (0-2) y la pobre imagen ofrecida por el equipo.
El Celta de Vigo prendió la llama de la euforia en su afición para la temporada de su centenario con el fichaje de Rafa Benitez y una apuesta por consolidar un bloque mezcla de veteranía y juventud, sumando sabía nueva de A Madroa al primer equipo.
La apuesta de la directiva celeste por un técnico de campanillas, prendió entre los aficionados como signo de que el club quiere encaminar desde el banquillo una temporada que se espera brillante para la celebración de los cien años de existencia del club vigués. A Oliveira dos Cen Anos del celtista C. Tangana surgió como de las mismas entrañas del celtismo para marcar y reforzar todavía más un celtismo que aumenta día a día y suma ya más de 20.000 abonados, una cifra que obligó al club a cerrar antes de lo previsto su campaña de abonados para cumplir con las exigencias de la liga en materia de reservas para la afición visitante y la venta en taquillas.
Los fichajes de Carles Pérez, Dotor, Manu Sánchez o Bamba, reforzaron al conjunto de Benitez y con tal escenario, la euforia se desató en Balaídos en la previa del primer partido liguero ante Osasuna. Todos los ingredientes previos indicaban a cocinar un buen resultado ante los rojillos, con el equipo bastante rodado en la pretemporada , el apoyo de su afición y un rival aunque de nivel, asequible a priori para los celestes.
Pobre imagen ante Osasuna
Sinembargo en algo más de noventa minutos el aficionado vigués pasó de la euforia previa a la decepción final. El Celta de Benítez evidenció carencias ante Osasuna, tal como reconoció el propio técnico, y los navarros se llevaron los tres puntos sin demasiados apuros ante un conjunto olívico que en ningún momento se mostró como amenaza para el rival y careció del armamento y la pegada suficiente para lo que se espera de un equipo que aspira a mejorar lo hecho en la temporada pasada, con el descenso en juego hasta la última jornada.
Gabri Veiga como tabla de salvación
Tras el encuentro, se dispararon las alarmas, el apunte fue unánime entre los aficionados y especialistas en la materia: al Celta le faltan piezas. Sobre todo para aspirar a ofrecer a sus aficionados algo más que la lucha por la salvación. Navegar en medio de la tabla o incluso aspirar a los puestos europeos es, a día de hoy, una quimera para el Celta de Rafa Benítez.
Con la salida de Gabri Veiga hacia el Nápoles prácticamente hecha, los casi 40 millones de euros que ingresarían los celestes por la venta, deberían ser suficiente para que los esperados refuerzos lleguen cuanto antes. El mercado continúa abierto con margen suficiente para que Luis Campos agite su barita mágica y ofrezca a Carlos Mouriño al menos un terna de futbolistas que le den un salto de calidad a la plantilla. Los principales objetivos sserían un portero y un delantero centro con gol e incorporar a un centrocampista que sustituya al propio Veiga. Por delante dos semanas y media de trabajo a toda mecha en los despachos de A Sede. Mientras tanto la afición viguesa, que nunca falla, rebaja la euforia y piensa ya en arropar a su equipo ante la Real Sociedad en Anoeta el próximo sábado 19.